Un Gigante
Tengo un gigante sobre mi pecho estacionado.
A ratos
se agacha, me toma del corazón,
y al aire me sacude, el mal intencionado.
Me
zarandea tanto que pierdo la razón.
Y voy
gritando al viento tan hondos sentimientos
que en
cada arremetida quedo más desprovista.
Chorreando
los matices de mis discernimientos:
la
sabia de mi vida, y la luz de mi vista.
Reconociendo
entonces la absoluta verdad:
que a través de esos desgarros yo hallo la libertad.
Autoría y derechos: Marta Requeiro.
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