jueves, 25 de mayo de 2017

Desvelada en Las Vegas.

                  Desvelada en Las Vegas



En la habitación no sentimos una temperatura del todo agradable a pesar de tener el aire acondicionado en "cool", "high", en 60 y el ventilador en modo de encendido permanente.  Ahora se detuvo gracias al termostato que regula la temperatura. Es de madrugada y he dormido a retazos.
Por debajo de la gruesa cortina se cuelan las luces de esta magestuosa ciudad y el silencio me permite escuchar el canto maravilloso y con diversidad de trinos, de un ave que confundida, ante tanto brillo y oropel, se cree que es de día.
Ayer habían 105 grados afuera, es mayo y hemos oido, de los que viven aquí, que esto no es nada. Para estar a salvo corríamos a las galerías que se comunican entre sí, estan bajo techo y tienen una agradable temperatura.
¡Ahora tengo otro motivo más para no conciliar el sueño!, ¿dónde se guarece del excesivo calor exterior en este "Fabulous Las Vegas" el pajarito desorientado que aún continúa cantando?

sábado, 20 de mayo de 2017

Autovalente.

                             Autovalente



Ya no escuchas mi voz,
ya no te canto.
No esta presente mi voz,
casi ni te hablo.
Ya no te importa lo que diga,
porque sabes.
Erguido te manejas,
poderoso, autovalente.
No necesitas mi voz
ya no la escuchas.
Ya no tengo que decirte
qué es mejor,
porque hiciste
que lo bueno este a tu alcance.
Es tu mérito, dices.
Ni tengo que decir
temprano o tarde,
pues tienes
el criterio al decidir
y tienes en tus manos el hacer.
Si no quieres mi voz,
menos mis manos
que ya no te hacen falta.
Dicha sobre dicha
son tus días,
sin el poder de mí,
pudiendo en ti.
Pretender ignorarme
es pretender
que los días
no se deben al sol.
Mas no he de preocuparme
porque sé
que donde quiera que estes,
lo que no hagan mis manos
mi muda voz repicando
en tus adentros,
hará por mi.

sábado, 13 de mayo de 2017

Una artista un tanto conocida.

Una artista un tanto conocida

Hoy quiero contarles la historia de una artista un tanto conocida.
En sus inicios pretendió ser cantante y en la emisora radial de su pueblo natal, Camajuaní, se presentó una soleada mañana de cualquier día de aquel pasado de sueños, a cantar Boquita Azucarada.
Su madre -expectante de su actuación-, puso la radio para no perderse un solo detalle sin pensar que El Turco, padre de la naciente promesa vocalística, regresaría ese día más temprano que de costumbre de los intrincados campos donde iba a realizar sus trueque y vender cuadritos hechos por él con estampitas de todos los santos, y se sorprendería al escuchar el nombre de su hija por la radio.
Le clavó las espuelas a la yegua, de la que no se había bajado aún y como si el animal llevara alas, antes que terminará su primogénita la magistral interpretación ya estaba importunando el lugar e irrumpiendo en la sala de transmisiones, haciendo que la joven artista huyera por la parte trasera del recinto brincando cercas, vallas, charcos, corrales de puercos y gallinas, para terminar parapetada tras las faldas de su madre.
_¡Boquita azucarada te voy a dar yo! -fue lo primero que El Turco pronunció, cinto en mano, al pasar el umbral de la puerta después de amarrar la yegua que venía con tres varas de lengua afuera, y sacarle las espuelas incrustadas en el pellejo.
Lo que pasó después no es relevante. La sangre no llegó a la cañada que pasaba frente a la humilde casa de madera.
La artista en ciernes, tras un salto de varios años -ya en La Habana-, logró su objetivo de destacarse en el arte. Esta vez sí lo logró convertida en una real artífice del sustento y el abastecimiento, para criar dos hijas, sola, sin la presencia de un esposo.

En su pueblo natal había sido maestra en esa misma época en que había intentado ser cantante. Ahora en la capital y después de quedar viuda con 42 años, ya no tenía cabeza para estar aguantando majaderías de muchachos, solo las de sus hijas.
Mientras la pensión por viudez demoraba por trámites burocráticos, tuvo que buscar un trabajo temporal  que a la vez le diera cierta flexibilidad de horarios para estar cerca de sus hijas y no encontró otro que barriendo las calles de la manzana donde vivía. La mayor parte del tiempo lo realizaba bajo el intenso sol y sin desatender sus deberes como madre.
Entre suspiros, inventaba masas para hacer croquetas, arroz con una salchicha y chícharos con un chorrito de aceite, usando las plantas aromáticas y las de sazonar que cosechaba del huerto que ella misma cuidaba.
Era una artista haciendo budines con pan viejo, un huevo y el famoso "Cerelac", los que resultaban con una consistencia tan extraña que no se sabía si su fin era comestible o para repellar las rajaduras de las paredes de su casa que también sentían la ausencia de un hombre.
Aguantándose el sueño cosía en la madrugada, acompañada del croar de las ranas, el canto de los grillos, y el ruido del pedal de su Singer,  para entregar en tiempo la ropa a una clienta, sin que el hecho dejara de ser un reto creativo por lo escaso de la tela y cobrar el dinero que pronto gastaría en comida para sus hijas o en algo que éstas necesitaran.
No se compraba nada para ella, todo lo zurcía o arreglaba. Hacía de un pantalón viejo un short, de una camiseta unas medias para el uniforme escolar de sus retoños y de unas cortinas un vestido para que asistieran hermosas a una fiesta, de la que luego las sacaba antes de las diez de la noche para llevarlas a dormir.
En las cajitas que celosamente guardaba en las gavetas del escaparate no se encontraban prendas de oro ni collares de perlas.  Creía que eso era propio de reinas, princesas, mujeres adineradas, o artistas de la tele, no para ella que era una guerrera. En su defecto, atesoraba las fotos del día de su boda luciendo una blusa blanca y una falda oscura, las de la familia y un rollito de papel amarillento con una anotación borrosa por fuera, envolviendo un ombligo disecado y un mechón de pelo que ya hoy no puede precisar a cuál de sus hijas perteneció. A menos que una de las dos le pregunte por separado.
Fue ejecutante de los más extraordinarios actos de domar bestias bípeda con un cuje o el palo de la escoba. La portadora del récord familiar en lanzamientos de chancletas, y de hacerse entender con una mirada de reojo o un "tú verás", sin hacer falta ver lo que venía.
Protagonista de la mayor cantidad de viajes al pueblo El Nano, en el tren de Hershey, para traer latas repletas de guayabas, de los olorosos guayabales del lugar, y hacer "casquitos" y mermelada con ellas; productos que luego, entre las tres, vendían por el vecindario.
Comediante sin igual, desempeñaba sus mejores actuaciones humorísticas cuando salía al patio en las noches y era sorprendida por una minúscula rana. Amenazando de muerte al pequeño animal con cualquier objeto que pudiera ser lanzado, ejecutaba los movimientos dancísticos más increíbles, propios de una bailarina de danza moderna.
Artista inigualable en sortear las distancias, sufriendo las dificultades que siempre ha tenido el transporte en Cuba, para poder llegar a la Escuela en el Campo, donde estudiaba el mayor de sus retoños, y llevarle los budines hechos con su fórmula química -a los que no les equivocaba el sabor- y que al final su primogénita terminó apreciando por salvarle cuando sufría aquellas hambres extremas.
No volvió a casarse. Realmente su matrimonio indisoluble fue el compromiso de sustentar a su descendencia.

Quedó sola bajo el techo que le pertenecía tras sufrir la partida de sus seres queridos, muchos hacia el descanso eterno. También el exilio le arrebató de a poco a sus dos hijas y a sus tres nietos.
Hoy la acompañan personas a las que si bien no la unen vínculos de sangre directos, sí se siente atada a ellos por un fuerte y poderoso lazo de afecto y amor que ha quedado demostrado a través del tiempo con el cuidado y la atención que le profesan a diario.

El pasado mes de abril cumplió los noventa años y dice sentirse muy feliz con la vida que le ha tocado. Nunca pierde ni el humor, ni el sueño; mucho menos el apetito.

Seguramente no necesitan más detalles para sabe que hablo de una real y versátil artista: mi madre.
¡Feliz día, mamá! ¡Qué Dios, todo poderoso, nos permita el reencuentro!

Para que la conozcan mejor, acá les dejo una foto con sus lentes de moda.


viernes, 12 de mayo de 2017

El diablo ocupó el espacio.

                El diablo ocupó el espacio


El diablo entró y se sentó
en una silla dorada,
que tenía barnizada,
donde me sentaba yo.

Silencioso la ocupó
así sin decirme nada
y me quedé preocupada
de lo bien que se portó.

Inmutable me miró
y yo al sentirme observada
cualquier cosa hacía errada
y mi cordura quebró.

Mas, cuando el tiempo pasó,
me sobrepuse a su maña
y al percibirme tan entraña
se levantó y se marchó.

Décimas tardías para una madre ausente.

Décimas tardías para una madre ausente


Madre que desfalleciste
por darme tus atenciones
nunca me diste razones
y nunca me las pediste.
Con tus besos me zurciste
la herida de un desamor,
y toda clase de dolor
que la vida me dejaba
Cualquier duda se aclaraba
si era presa de tu amor.

Agradecer tu labor
nunca creí necesario
y soportabas a diario
respondiendo con dulzor
sin permitir que el rencor
se apoderara de tí.
Yo nunca me permití
decirte cuánto te amo,
hoy mucho llanto derramo
después que lo comprendí.

Autoría y derechos: Marta Requeiro.

miércoles, 10 de mayo de 2017

¡¿Cuánto más esperar para vivir libres de prejuicios?!

¡¿Cuánto más esperar para vivir libres de prejuicios?

Aún lo veo con su pelo negro, ensortijado, y una gran moña cayéndole sobre la frente, su piel color canela y su amplia sonrisa, la que me regalaba sin el mayor esfuerzo. Era mi amigo inseparable en la ESBEC # 16 de Isla de La Juventud donde cursábamos el octavo grado. He olvidado su nombre pero su cara y su pena no se me borrarán jamás.
Se burlaban todo el tiempo de él porque era amanerado, porque corría con los brazos que parecían de trapo. Me contaba que se le hacía imposible dormir una noche entera, que le orinaban la cara y lo acosaban en las duchas. Sus padres habían acordado becarlo para que se hiciera hombre.
Al regreso de los pases venía peor, no encontraba paz ni en la escuela ni en su casa, solo cuando podíamos sentarnos lejos de todos a conversar y a reírnos. A mediado de los 70s era un martirio su condición. Imposible encontrar cabida en la escuela y yo sufría su calvario.
Hoy leo la noticia de que en el Banco de Sangre Provincial de Sancti Spíritus, detrás del buró de la recepcionista, se exhibe un cartel que deja en claro que en Cuba hay segregación. El cartel dice: "Hay conductas y actitudes individuales que las leyes no prohíben, pero que pueden constituir un riesgo de transmisión de enfermedades a quienes la practican. Se recomienda en estas personas autoexcluirse, abstenerse a donar su sangre. Entre ellas están: practicar el homosexualismo, practicar el bisexualismo, practicar la promiscuidad sexual…”. Y concluye, "Si estás en alguna de estas situaciones: ¡Autoexclúyete!
Y como un flash me vino la imagen de mi amigo a la memoria: El paseo dominical en el transporte escolar hasta la presa El Abra, muy callado, recostado al cristal y luego cuando quedó sumergido en las aguas sin poder ser hallado, y su asiento vacío de regreso al plantel. Entonces me pregunto: ¿Cómo en, pleno siglo XXI, pueden mantenerse conceptos tan erróneos que prohíba a alguien, por su condición sexual, realizar una labor enaltecedora como es la de convertirse en donante? Preocupa que una institución perteneciente al MINSAP, tenga criterios errados con respecto a los comportamientos e inclinaciones que se manifiestan en la sexualidad humana.
Víctor González, licenciado en enfermería y subdirector del centro, asegura que la campaña solo busca orientar a la población sobre los requisitos de salud que debe reunir para que su sangre sea utilizada.
Se creyó por mucho tiempo que los homosexuales eran los culpables de la aparición y expansión del VIH,  pero la propia ciencia se encargó de desmentirlo. Si bien es cierto que es más frecuente en hombres que en mujeres, ya se sabe que se debe al poco uso del condón.
Además los primeros contagios comenzaron en África y se dieron entre personas heterosexuales; lo que demuestra, realmente, que el Sida no tiene rostro.
Para la Organización Mundial de la Salud una persona promiscua es aquella que tiene más de dos parejas sexuales en el año y esto se ajusta tanto a homosexuales, bisexuales, heterosexuales, transexuales y cuántas denominaciones queramos mencionar.
Por ende la forma en que encontramos placer no es de la incumbencia de nadie, mucho menos de un Banco Provincial de Sangre que debe mantener su excelencia haciendo cumplir una serie de pasos que van desde la detección en el servicio primario de la salud de quienes pueden donar de forma voluntaria, hasta los análisis de las muestras para corroborar la calidad y tipo de sangre, sea quien sea el individuo.
Los verdaderos riesgos no están en lo que somos, sino en nuestra responsabilidad ante la vida. ¡¿Cuánto más esperar para vivir libres de prejuicios y concepciones estereotipadas, en un mundo más justo, más feliz, igualitario y libre?!

martes, 9 de mayo de 2017

¡Felicidades, maestro!

                      Felicidades, maestro



Contigo aprendí, maestro
a hacer de la noche el día
cuando tarea tenía
de volverme en algo diestro.
¡Qué grande eres tú, maestro!
te lo digo hoy, en tu día
tu tienes la valentía
de hacer al hombre mejor
que camine con honor,
sin temor a los fracasos,
sabiendo que son tus brazos
el refugio del amor.

Enalteces tu labor
y lo haces con alegría
demostrándole valía
a quien duda en un error.
Mi maestro, educador,
mi amigo fiel y sincero
siempre tan buen consejero,
jamás serás olvidado.
Hoy eres homenajeado
y quiero ser el primero.

Imagen (En el 1er libro de poesia)

                                  Imagen



¡Qué imagen fue la que vi!,
ayer cuando acariciaba
tu pelo blanco, tan blanco,
con éstas manos cambiadas.

¡Qué imagen fue la que vi!
que me dejó tan callada.
Tu pelo, hace años tan negro,
y mis manos nacaradas.

¡Qué imagen fue la que vi!,
ayer mientras te observaba
en un lapso de reposo,
amor de tantas batallas.

"El exilio apoya incondicionalmente al Estado Cubano"

"El exilio apoya incondicionalmente al Estado Cubano"


Los cubanos en los Estados Unidos constituyen la mayor comunidad fuera de la isla y la cuarta de origen hispano más numerosa después de los mexicanos, puertorriqueños y salvadoreños. A éstos cubanos emigrantes sumémosle los que viven en otros países como España, Italia, México, Canadá, Suecia, Chile, etc., que suman millones apoyando incondicionalmente al Estado Cubano.
Sí, no me equivoco, así es. ¿Se han puesto a pensar cuántos ya con nacionalidad extranjera viajan como turistas con maletas llenas y llegan a diario al país con el único propósito de mitigar o solucionar -temporalmente- la escasez de la familia que dejó? ¿Cuántos otros cada cierto tiempo ejercen de "mulas"? ¿Cuántos envíos de dinero, con el que se queda el estado, se hacen hacia allá?
Es inevitable, claro está, pero con esto le estamos poniendo un calzo al régimen petrificado e inamovible que hay en nuestra tierra.
Nos hace ser una mala persona no ayudar al necesitado, mucho más si esa persona es un familiar. Si no somos capaces pudiéndonos "apretar el cinturón" con nuestras finanzas y enviarles una "ayudita" de vez en cuando, no estamos actuando bien.
Pero ese pequeño aporte al bienestar de nuestros consanguíneos, multiplicado por los tantos que lo hacen y por la cuantía más o menos considerable que destinan para ello, es un soporte sólido, perdurable, e incondicional que la "robolución" está recibiendo, para hacer crecer sus arcas, de todos los que no quisimos seguir aguantando y decidimos emigrar.
Obligatoriamente, porque ya así se vuelve, escuchamos decir de la familia.: ¡Oye, ponme la recarga que antes del veinte es triple!
Otros recuerdan: No te olvides de comprar la cámara de la bicicleta para ponerle al triciclo que es el medio de transporte "pal' invento". Además de los zapatos para el mocoso que ha crecido demasiado y el dedo gordo se le quiere salir por la punta de los que usa.
El vestido para los quince de la niña, la silicona -de la buena- para para hacerle el implante de senos y quede mejor en las fotos. Por favor: enviar el dinero para comprar los bloques, el cemento, las lozas para el piso y algún extra por si se presenta algo (todo en "bolsa negra"), además de la cantidad requerida para pagar la mano de obra del que buscaron para hacer la ampliación en la casa antes de dar la fiesta.
Los familiares piden, insinúan, o esperan la ayuda porque necesitan de todo con mayor o menor urgencia. Esa es la  manera de resistir los embates del desabastecimiento.
Es triste decirlo pero muchos acá -cuando digo acá, me refiero a afuera de Cuba- trabajan más de cuarenta horas semanales para vivir al límite de sus capacidades monetarias, tener al día el pago de sus tarjetas de bancos, además de ayudar a su familia. Con eso hacen que la revolución siga "avanzando con paso firme" sobre su vergüenza y sus derechos como ser humano. Y de esa misma revolución nos volvemos esclavos.

Noche y día.

                             Noche y día


Noche y día hago lo mismo.
Día y noche.
Me obligo, me vuelco,
ante una hoja en blanco.
Me destripo
con su filo de hoja blanca y fina.
Con el filo luminoso
me abro el alma.
Delicada y acusante
como la respuesta
a la pregunta, penetra,
me vacía, me obliga a confesar
Noche y día hago lo mismo.
Día y noche no hago más
que hacer lo mismo.
Compulsivo es mi deseo de correr
a inmolarme en la planicie blanca que me ofrece calma: esa hoja blanca.
Vierto mi sangre en el papel.
¡Qué sí, mi sangre!,
aunque no es roja es mi sangre.
Noche y día hago lo mismo,
Día y noche.
Y escribo para no morir ahogada
en el frío seco,
que cala bajo el sol más intenso
y seca en la más lluviosa de las tardes de un invierno en cualquier playa.
Noche y día haciendo lo mismo.
Día y noche, no sé hacer otra cosa
que escribir y esperar.

martes, 2 de mayo de 2017

La cibermadre.

                           La cibermadre


Antiguamente enviábamos cartas a nuestras familias pagando sobres, sellos y envíos. Cuando empezaron a verme como bicho raro en el correo, compramos una computadora y pasé un curso de computación.
Al principio en las clases me sentía más perdida y en las nubes que Matías Pérez, pues habían alumnos de todas las edades y los jóvenes captan más rápido; pero uno tiene que irse adaptando a los cambios. Siempre he dicho que hay dos cosas seguras: la dialéctica y la muerte, y aún después de ésta  la dialéctica continúa. La vida no se detiene, así que si esperas a que las cosas se adapten a ti, "se te va el tren".
Me esfuerzo en estos asuntos de la nueva tecnología a tal punto que pasé de ser educadora de mis hijos a ser su discípula. Sinceramente, los fastidié bastante.
Cuando tenía que hacer las tareas, me ayudaban a entender o a reafirmar conocimientos. Si ponían cara de no poder soportar mis incesantes preguntas, les recordaba la paciencia que tuve con ellos. Ahora, por suerte, ya no los necesito tanto para esto.
Hoy nos comunicamos a través de internet para todo. Cambiamos hace mucho el disco de vinilo por el disco duro. La computadora también va quedando en un segundo plano ahora el celular es más manejable y tan versátil como ella, además si envío e-mails o mensajes luego estoy pendiente de la lucesita que me avisa de una respuesta o notificación. Se sufre del trastorno celucompulsivo y celudependiente. ¡Pobre del que padezca un tic  en sus manos con estas nuevas pantallas táctiles!, porque puede terminar haciendo clic y mandando sin querer la foto de tus nuevos lentes a un amigo de su amigo de Facebook, por decir lo menos.
Ya no se habla de la pantymedia sino de multimedia. Cada vez llamamos menos por teléfono, ahora chateamos. Vivo en constante reposo de mis cuerdas vocales. Si me dicen: ¡¿engordaste?!, les respondo, no, me maximizé.
También la tecnología me ha ayudado a mejorar la relación con mis hijos. Con ellos me comunico a través de e-mails, ya no corro el riesgo de despertarlos o molestarlos con llamadas inoportunas, o les dejo grabado un mensaje de voz por si me echan mucho de menos.
No oigo más respuestas desganadas, apuradas o agitadas. Ahora pueden leer mis mensajes cuando puedan y responderlos cuando les de la gana.
No sé si dicen: “¡qué bueno saber de mamá, me mandó un mail!. Ya se lo voy a contestar”. O dicen “otra vez la vieja hinchando las webs".
Si no me responden pronto, no me estreso ni me preocupo como antes. Me imagino que no tienen señal, que están haciendo ejercicios o que dejaron el celular cargando. No se me cae la autoestima, pienso que se les cayó el sistema.
Hoy puedo decir que soy una cibermadre.