domingo, 30 de julio de 2017

Por un trato ético hacia los animales.

         Por un trato ético hacia los animales



Muchos podrán pensar que soy hipócrita porque no soy vegetariana, porque me gusta disfrutar de un asado en familia.
Se conoce que hace unos 279.000 años, cerca de un gran lago en el centro del valle del Rift, en Etiopía, se fabricaron las primeras lanzas con piedras afiladas, colocadas en la punta para ser usadas en la caza, desde entonces el hombre se alimenta de los animales.
Pero es que odio el maltrato animal, ese abuso o matanza que se hace sin sentido, sin razón y sin un ápice de ética el que me mortifica y éste se da de muchas maneras. Hasta si dejamos a un perro encerrado en una pequeña jaula, aunque le prodiguemos todo, también es maltrato porque se le coarta la vida y se le deja con la única posibilidad de comer, defecar y orinar. En ocasiones, producto de la "falta de tiempo", no le prestamos la más mínima atención y pasa a ser un objeto más sin tener en cuenta que tiene sentimientos. Eso es un injusto.
He tenido perros y he sabido educarlos. No es fácil porque para imponerles una disciplina tenemos que empezar por ser disciplinados nosotros mismos y muy constantes sobre todo en los horarios en que les llevamos al parque para evitar que hagan sus necesidades dentro de la casa. Se debe reconocer que necesitan correr, percibir infinidad de olores, relacionarse con los humanos y otros animales porque esa es la forma que tienen de ser felices. ¿Encerrarían a un hijo en un pequeño cuarto para evitar que le desordene la casa, o por ahorrarse esfuerzos y no tener, quizás, que limpiar sus heces?, estoy segura que no.
Hay que tener en cuenta que cuando se tiene un animal doméstico asumimos los mismos compromisos que con un ser querido, de cuidarlo y estar pendiente de su bienestar.
Pero hay otro tipo de alcaldada que eriza la piel y que se ve con frecuencia por las redes sociales, hablo de los vídeos escalofriantes de los diferentes tipos de atropello hacía animales de toda índole. Me duele ver que tatúen a un perro por simple capricho de su amo. Igual que los rodeos, espectáculos profundamente machistas, en los cuales los hombres demuestran su supuesta virilidad maltratando, sometiendo y matando animales.
Recuerdo un vídeo que vi por casualidad hace un tiempo donde un jinete con el afán de someter al toro hizo que el caballo que lo llevaba a la grupa fuera alcanzado en varias ocasiones en el vientre por los cuernos del bovino, siguió esforzando al cuadrúpedo herido que al final terminó destripado y boqueando en el ruedo mientras él corría a parapetarse para resguardarse de las cornadas del taurino.
Los animales que se utilizan con esos fines son, en realidad, seres muy mansos quienes han sido previamente amansados a golpes y sometidos a descargas eléctricas para que se asusten o se violenten para comportarse supuestamente de forma salvaje.
Con el fin de hacer que los animales aparenten ser indómitos y braví­os, se utilizan barras de hierro, espuelas, porras eléctricas, correas y látigos. También se les golpea reiteradamente, y se les retuercen los rabos para conseguir que salten de dolor y que su comportamiento parezca salvaje y agresivo.
Una vez finalizado el rodeo, la tortura no se acaba, sino que empieza un nuevo infierno para los animales: el transporte hacia el matadero. Heridos y asustados, son hacinados en camiones. Los viajes pueden durar horas y resultan tan estresantes que es probable que los animales con hemorragias internas y otras dolencias mueran antes de llegar al matadero tras horas de larga agoní­a.
Las sangrientas corridas de toros en España es otra de las atrocidades, a mi criterio, inexplicables.
Entre los cientos de festejos populares que se celebran en este hermoso país lleno de tradiciones donde se usan los animales como objeto de tortura; si bien la inmensa mayoría tienen al toro como elemento central, en otros el protagonismo se lo lleva diversas especies como gansos, gallos, pavos o burros.
Los más polémicos son:
-Toro de San Juan (Coria, Cáceres).
-Toro de la Vega (Tordesillas, Valladolid).
-Toros ensogados o enmaromados. Fiesta típica en diversas regiones (Castilla y León, Aragón, Navarra y La Rioja
-La más famosa: Los espantes de Fuentesaúco (Zamora).
-Toros embolados (Medinaceli, Soria).
-Encierros por el campo, muy populares en diferentes localidades de Guadalajara.
-Suelta de patos de Sagunto (Valencia).
Los grupos ecologistas consideran inaceptable que estas celebraciones se justifiquen y mantengan apelando a su supuesto carácter tradicional pero para los defensores de estas tradiciones, las fiestas son parte de la cultura y de la historia y un motivo de común disfrute para las distintas generaciones de las localidades en las que se celebran.
A pesar de los esfuerzos de las organizaciones protectoras de los animales no se ha logrado totalmente eliminar el uso de éstos seres, aún vivos, en los festejos ya que no se concreta una unidad de criterio que llegue a convertirse en ley debido a la autonomía de las administraciones locales involucradas.
La primera comunidad que prohibió los espectáculos sangrientos con animales en peleas, fiestas y otras actividades que conlleven maltrato, crueldad o sufrimiento, fue Canarias, en 1991. No obstante, la ley aprobada permitió, por tradición, las peleas de gallos.
El Código Penal Español castiga desde octubre de 2004 con sanciones que van de de tres meses a un año de cárcel, el maltrato de animales domésticos. Una categoría que no incluye a los toros, las aves de cetrería y los animales exóticos o silvestres.
Por suerte ya se han prohibido muchas como:
- La cabra de Manganeses de la Polvorosa (Zamora), que no se celebra desde el año 2000 cuando se negaron a lanzar una cabra disecada. Originalmente la actividad consistía en lanzar una cabra viva desde un campanario.
-La pava de Cazalilla.
-La corrida de gallos: al que se le debía arrancar la cabeza tras haberse pronunciado un discurso en verso. La forma de hacerlo era montando a caballo y blandiendo una espada. Si bien se ha continuado haciendo usan un gallo ya muerto. ¿Que cómo lo matan?, la verdad que no sé, pero al menos no inculcan la saña, la perversión, y el encarnizamiento en los más jóvenes.
El faenamiento, que no es más que la matanza o sacrificio de ganado para el consumo humano, habitualmente se lleva a cabo en instalaciones específicas denominadas mataderos.
En la industria alimentaria moderna, concretamente en la cárnica, para matar el ganado se realizan procesos ordenado en cuanto a sanidad con el objeto de obtener una carne de condiciones óptimas. Las normas sanitarias las fijan las autoridades bajo la responsabilidad vigilada del establecimiento donde se realizan. En algunas zonas de Hispanoamérica, dada la conciencia de infringir el menor dolor posible, el tradicional sacrificio del ganado en el domicilio ha pasado a ser considerado una práctica irregular, prohibida incluso, en muchos países.
En algunas religiones, como el islam y el judaísmo, esta práctica  ha de realizarse en determinadas condiciones rituales como el Halal y el Kocher, lo que en la época medieval exigía el mantenimiento de distintas carnicerías en los últimos años ha venido siendo objeto de críticas por parte de los partidarios del reconocimiento de los derechos de los animales.
El noqueo del animal que se usa normalmente en los mataderos legales puede ser físico o eléctrico, se insensibiliza al animal antes de ser sacrificado para evitarles sufrimiento a la hora del degüello. Si bien podemos afirmar que de igual manera es chocante, al menos es menos traumático y según los expertos indoloro.
No creo que haya que dejar de comer carne, aunque esa es una decisión de cada cuál, además nuestra anatomía dentaria demuestra lo contrario. Por el momento soy honesta, y no sé si pueda algún día lograrlo. No obstante tenemos que lograr hallar la forma de vivir en un mundo más empático, ético y respetuoso y éste debe incluir a los animales, encontrando la forma de no hacerlos sufrir.


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