sábado, 25 de febrero de 2017

En la espera (Alma con alas.)

                           En la espera


Primero empecé
contando las horas,
y luego seguí
contando los días,
y luego pasaban
semanas y meses
en que no venías.

Se quedó el silencio
entre nuestras vidas,
quedaron mis brazos
cargados de amor.
Dices que es orgullo.
yo, que es rebeldía.
¡Que mejor respuesta
que tu incomprensión!
Seguiste dejando
pasar esas horas,
seguiste dejando
pasar esos días.
Y ya se cumple el año
de no oír tu voz.
Que te escribas haces
no quieres oírme,
no quieres decirme
qué ha sido de ti.
Unas letras frías no podrán decirte
lo que una caricia tiene por decir,
lo que te dirán mis ojos al verte,
o el latido fuerte de mi corazón.
Cuando al fin te abrace
y en tu compañía
se borre de un soplo
todo mi dolor.
No sigas dejando
que pasen los días,
no hagas que se nuble
mi poca razón.

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.

jueves, 23 de febrero de 2017

Batalla dual.

                             Batalla dual



Tu mano es mi atril
mi vida es tu obra.
Y los días cobran
todo el esplendor
si hay frases de amor
y si estás conmigo.

Y dices que no
que ha sido al revés,
mi mano es tu atril
tu vida es mi obra.
Que falta sentido
si no estoy aquí.
Que soy para ti
lo que más te importa.

Quién gana,
quién pierde.
Ganamos los dos
perdidos los dos,
en este laberinto
de amor infinito
entre tú y yo.

En la batalla dual
que se recrudece
el tiempo que pasa
blanquea nuestras sienes.
Trato de ganar
queriéndote más.
Tratas de vencer
dándote a querer.

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.

martes, 21 de febrero de 2017

Los lagartos también se van de Cuba.

Los lagartos también se van de Cuba.

Una especie de lagarto de origen cubano y endémico de las Antillas fue identificado en algunos municipios del litoral de Sao Paulo, en Brasil. Se sospecha que la invasión haya sido posible a través del comercio marítimo y que esos camaleones, buenos para comer, pongan en peligro el equilibrio ecológico en esa región del sureste de Brasil. Es la cuenta que saco después de leer el informe de la agencia EFE.

La lagartija en cuestión no es otra que el Anolis porcatus, que posee un verde intenso y puede llegar a medir hasta 20 centímetros. La preferencia alimenticia la tiene por pequeños insectos, es de origen antillano, y también ha sido denunciado como invasor en el estado de Florida, en EEUU.
El protagonista de esta alarma, que atañe a la ciencia biológica, se considera potencialmente peligroso para la fauna brasileña ya que compite con las especies locales por el mismo tipo de alimento.

La descripción del inmigrante rastrero fue publicada en la última edición de la revista científica South American Journal of Herpetology, según informó la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Sao Paulo (FAPESP), entidad que ayudó a financiar el estudio.
Al parecer el espécimen estaba tranquilito, despreocupado, pasando por brasileño y fue descubierto 'in fraganti' (quizá tomando el sol en una de las bellas playas de ese litoral).
¿Qué tenía la lagartija que llamó la atención de aquellos científicos que no solo estaban en la playa para bañarse y ver cuerpos bien formados? Pues que seguramente su traje verde fosforescente brillo de forma extraña bajo los rayos del sol, o que sacó el "pañuelo" más veces de lo acostumbrado para atraer alguna lagartija, etc. Los cubanos sabemos cuán excéntricos podemos ser si nos lo proponemos y seguramente esta especie endémica de la isla no es la excepción. Se hizo notar y la pillaron.
Estoy segura que la llevaron a la comisaría más cercana y la interrogaron. No hizo falta saber portugués porque los lagartos tienen su idioma propio. Supongo que el informe hecho por el biólogo Ricardo Samelo, quien dice haber visto la lagartija, fue realmente entregado por el inspector lagarto en jefe de la localidad costera de Sao Paulo, pero claro, no va a decir que un lagarto bilingüe colaboró con su investigación porque lo tomarían por demente. Además el biólogo aseguró que la lagartija ya pululaba por esa zona desde agosto del 2015.
Le dio mayor veracidad a su planteamiento afirmando que cuando era estudiante de la Universidad Federal de Sao Paulo había publicado en la página de un grupo de investigadores en Facebook, la fotografías del ejemplar que había visto entonces por Santos, la mayor ciudad del litoral de Sao Paulo.

Ivan Prates, brasileño residente en NY y herpetólogo (que estudia reptiles y anfibios, no problemas de la piel), se enteró de esto, analizó el hecho, y dejó  conocer que era una especie totalmente diferente a las de la fauna brasileña. Entonces el investigador de la City University of New York (CUNY), entró en contacto con su colega en Brasil, Samelo para organizar una visita a la región en la que había visto al animal e intentar estudiarlo de cerca.
Al trabajar en conjunto encontraron un gran número de ejemplares de la especie en Praia Grande (Santos).Todos lagartos de la misma familia. Pienso que se fueron apoyando entre sí para lograr huir de Cuba a toda costa en busca de alimento y mejores condiciones de vida porque la situación imperante en la isla no le es indiferente ni a los lagartos.

Además la dupla investigativa encuestó a las personas de la vecindad acerca de aquellas lagartijas y todos afirmaron que las conocían muy bien. Lo mismo que en las playas de Guarujá y Sao Vicente, municipios vecinos, donde también abundan. Hallaron machos, hembras y crías, lo que es una señal de que la especie invasora se está reproduciendo y esta muy bien establecida en toda esa zona.
Me imagino la gozadera que formaron: libertad, sol y playa. La combinación perfecta para que los reptiles verdes bailarán salsa y tomaran Caipiriñas.
Luego el Sr. Prates, analizó en Nueva York las muestras genéticas de los ejemplares recogidos y esto le permitió descubrir que no se trataba de una nueva especie sino de una especie de origen cubano.
¡Vaya, que no cabía dudas!
Esta seguro de que llegaron a Brasil vía marítima, ocultas en contenedores o en la carga de navíos mercantes. Todos los lugares en donde encontraros las comunidades de lagartijas están cerca a depósitos de contenedores del puerto de Santos.

Esta convencido que en el caso de La Florida la invasión de los mini saurios se debe a que algunos llegaron flotando sobre restos de troncos u hojas de palmeras, lo que no se aplica -claro está- al litoral de Sao Paulo, ubicado a 6.100 kilómetros de la Isla. Irse en balsa para Brasil es muy lejos, por eso aprovecharon y se escabulleron en las embarcaciones, precarias o no, que se dirigían hacía el sur de Norteamérica.
Ahora con la derogación de la ley "Pies secos - pies mojados" les será difícil llegar. Tendrán que arreglárselas para esconderse en bolsos, carteras, maletas, maletines, moños postizos, extensiones, etc. Y si el objetivo es llegar a este país, que lo hagan antes de que los agentes de inmigración hagan cumplir leyes más estrictas y revisen todo minuciosamente para evitarles la entrada.
¿Ustedes qué creen? Hace falta que la situación en Cuba mejore porque, a este paso que vamos, ni lagartijas van a quedar en la isla.

lunes, 20 de febrero de 2017

Leyendo.

                               Leyendo



Saliendo de Yokohama
a Madrid volé después
en París busqué porqués
viendo de cerca su drama.
A una modelo de fama
conocía allá en Moscú
antes que llamaras tú.
Y comí helado de fresa
llevando la Marsellesa
de Rouget de Lisle, a blue.

Al cosmos con las estrellas
volé en un cometa azul.
y en un vestido de tul.
en unos brazos fui bella.
Puedo ser el juez que sella
un caso ante un tribunal
y al malandro sin igual
colocarlo tras las rejas
aunque me partan las cejas
porque no miré su aval.

Leyendo he vivido cosas
que no podría explicar.
Fui la mesera de un bar
fui bailarina virtuosa
una política honrosa
y la que domina el mar.
La abeja que ha de libar
la miel pura de las flores
llevada por los colores
que la hacen delirar.

De la ciencia la que sabe
sin ganancia nominal
y hago un trazo marginal
en la vida y su trastrabe
leyéndome hasta que acabe
todo lo que encuentro escrito
así sea un manuscrito
o una revista de moda.
Pues saber no me incomoda,
ni el conocimiento, admito.

Autoría y derecho: Marta Requeiro.

Opulencia y lujos en La Habana.

                                                       Opulencia y lujos en La Habana



Hay un dicho en Cuba que plantea que: "Las apariencias engañan". Si lo interiorizamos bien nos hace estar atentos y cautelosos pero también nos da a entender que inesperadamente algo nos puede sorprender y desengañar.
No sé cómo se las agenciaba mi madre para conocer siempre un poco más de mis amistades y sus costumbres, e incluso de los vecinos, pues su limitado tiempo no le permitía chismosear; pero siempre me advertía que las cosas no son siempre lo que parecen.
Así fue como llegué al fin a tener un enamorado que era de su agrado. Confieso que era atractivo, sí, pero sosteníamos discrepancias con frecuencia cuando conversábamos sobre temas del cotidiano vivir que terminaban abriendo una brecha en la relación.
Es que contrario a lo que siempre planteó el Gobierno de la isla ya se gestaba, sin evidenciarse abiertamente salvo para el más rebelde o el que tuviese un "ojo clínico", el comienzo de la separación abismal que hoy existe entre los dos bandos poblacionales conocidos: La elite gobernante con toda su camarilla, y el pueblo.
Me fui dando cuenta al poco tiempo de empezar la relación con él que habían personas que proyectaban una imagen de humildad, y tras cerrar la puerta de su casa tenían cubiertas todas las necesidades básicas que para el común de los mortales -como yo- era imposible. ¡Y mucho más!, llegaban a ser un lujo.
Supe después, gracias a esa relación, que había un sector poblacional que accedía a una vida desconocida para la mayoría de los cubanos. Aquellos que sí cumplían una vez al mes con la guardia de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), más que nada para no ser robados en la noche por sus propios vecinos y despojados de lo que con esfuerzo habían logrado. Que marchaban a la Plaza José Martí en fechas conmemorativas de algún hecho revolucionario importante para cantar himnos y alimentar su fe en el proceso de cambio (un cambio que aún no llega), y que subsistían con lo que adquirían por la libreta de abastecimiento que por esos años era indispensable llevar acompañada de una jaba cuando se salía de casa; no fuera a ser que sorprendiera la entrada a la bodega de algún producto de esos que distribuían esporádicamente y se esperaba como cosa buena.
Muchas familias contaban únicamente con este documento de racionamiento que les proveía de raciones nimias, que ni bien administradas y hechas "crecer", les permitía llevar a la mesa, al menos una vez al día, una ración de comida decente.
Aún así los mercados y bodegas de ese entonces no estaban tan desabastecidos como ahora y éste documento servía de algo.
Ya por los años ochenta se evidenciaba la depauperación económica con pronóstico ascendente, hoy inhumana para el cubano de a pie que siempre es el más afectado.
Por muy joven que se fuese, hasta con dos dedos de frente, uno se podía dar cuenta. En la mayoría de los casos lo que faltaba era el valor suficiente de decirlo públicamente y en forma de protesta, como sucede hoy con la disidencia interna que a pesar de los vejámenes a que son sometidos quienes se atreven a alzar la voz, son más los que se le suman para manifestar su descontento.

Sucedió un día que a mi enamorado lo invitó un amigo a casa de una de sus primas, en el Vedado, que cumpliría quince. Mi progenitora, sabiendo que iría con él -ya después de haberlo investigado a fondo y sabiendo que era de buena familia- y haciéndolo comprometerse en que regresaríamos temprano, me autorizó.
Tuve tiempo de preparar mi mejor indumentaria para ir acorde a la ocasión, ya que él me avisó con varios días de anticipación que había que ir elegante.
Llegó el día y la hora y nos subimos al carro de su amigo que, acompañado de su novia, nos llevaría a la fiesta que tendría lugar en el Vedado.
Subimos por la calle 23 y, ya bien avanzado el recorrido, el chofer hizo un giro que no podría precisar dónde; pero hubo un momento en que no supe exactamente nuestra ubicación. No conocía nada de aquel lugar por donde el auto transitaba.
El barrio que emanaba ente mis ojos distaba mucho de mi barrio a simple vista y de lo que hasta entonces conocía. Lo componían hermosas casas con inmensas áreas de jardines que se extendían  desde la acera hasta los portales, algunas con altas rejas de balaustres negros. El auto siguió avanzando hasta detenerse ante un inmenso portón de madera que interrumpía la secuencia de una pared amurallada que abarcaba casi toda la cuadra.
Nos bajamos, y el desinhibido chofer se adelantó a apretar el botón del timbre que a su vez era intercomunicador. Fue extraño para mí mirar al rededor y ver aquellas casas majestuosas, cuidadas, pintadas, escuchar silencio y esperar respuesta de ese artefacto adherido al concreto; cuando en mi barrio bastaba pegar un grito con el nombre de la persona solicitada desde la acera para que ésta se presentara, y en el aire se podía apreciar permanentemente el sonido mezclado de diferentes ritmos y algún que otro llamado vociferante remarcado por ladridos de perros en la lejanía.
Al fin escuchamos del aparato salir una voz que preguntaba "quién es" y con un simple "yo”, dicho por el que nos conducía, se activó mágicamente el picaporte de la puerta de madera sólida por la que entraríamos vulnerando el inmenso parapeto que impedía el acceso y la visibilidad de la calle hacia la vivienda.
Al pasar el umbral y quedé maravillada con la belleza del área inmediata. Si me hablaron en ese momento juro que no lo recuerdo. Sentía igual, y debo haber tenido la misma cara, que Alicia en el país de las maravillas.
Ya habían invitados dentro, al rededor de unos cien, todos elegantemente vestidos. Mi novio, durante el tiempo que estuvimos allí, me preguntó en varias ocasiones si estaba bien. Seguramente era evidente el asombro que mostraba a través del mutismo impropio en mí.
Por primera vez vi en vivo - y a todo color- un equipo de servicio doméstico. Hasta ahora lo había visto solo en películas extranjeras. Estaba conformado por aproximadamente media docena mujeres ataviadas con vestidos de guayabera color mamoncillo y tenis blancos de cordones.
Allí por primera vez vi las papas Pringles, la cerveza sin la escatimación conocida de las cinco cajas por la libreta solo si ibas a casarte o a cumplir los quince, y además de latica. Degusté -sellando el acto con una mueca- el brandy español Terry Malla Dorada. Me sentía como bicho raro ante ese conglomerado que mostraba comportamientos burgueses tan criticados por el gobierno.
Las dos "mesas suecas" que habían en medio del inmenso salón con piso de mármol no se vaciaban nunca. Bandejas con todo tipo de bocaditos o "montaditos" eran traídas por las camareras.
Y afuera, a un costado del portal se hallaba el bar atendido por dos jóvenes con guayaberas blancas que preguntaba qué queríamos tomar o qué deseábamos, incluyendo vaso para la cerveza.
Luego la rueda de casino se desató al furor de la música de los 'hits' de los Van Van e hizo que me acordarme de un porrazo que estaba en Cuba.
Me entraron ganas de irme, no tenía nada en común con los allí presentes, nada me era familiar y conocido salvo mi acompañante y la música; entonces le propuse a él inventar una excusa e irnos. Aquella opulencia y derroche eran inconcebibles para lo que se proclamaba del otro lado del muro, aunque el motivo fuera una fiesta de quince.
Le pidió al amigo que nos sacara de allí y nos llevara a la parada de guaguas más cercana. Accedió después de tratar de persuadirnos, sin éxito, y querer conocer el motivo de nuestras deserción repentina.
Fuera de allí sentí alivio y respiré comodidad. Lo comenté con mi prometido y me dijo lo poco que conocía de la "misteriosa" familia de su amigo, la cual creía era de la Seguridad del Estado, o guardaespaldas de alguien importante.
¿Cómo esa forma de vida se mantenía en el silencio, cómo no ocupaba la crítica televisiva, y de dónde provenía y cómo costeaban aquel lujo y aquel derroche que no era solo de un evento festivo? ¿Cómo había dentro del territorio cubano, supuestamente socialista e igualitario, una forma de existencia capitalista?
Hasta entonces eso era solapado, hoy en día sabemos que es así y que el proceder de la cúpula gobernante lejos de asombrarnos nos comprueba la existencia de dos clases o polos sociales que no quieren reconocerse tan dispares: Los expertos en adiestrar y subyugar para que el pueblo cubano haga lo que ellos dicen y no lo que ellos hacen, y el pueblo en sí.
Hemos conocido de las excesos en gastos con fines recreacionales y turísticos de un hijo de Fidel y del actuar farandulero del nieto-guardaespaldas de Raúl.
La prensa internacional y la disidencia cubana se han encargado de develar esas dos caras de los que por casi seis décadas han tenido el control y el poder en la mayor de las Antillas.
¡Las apariencias engañan!, es cierto.
Conocí personas que vivían secretamente en opulencia respaldando el castrismo que mantenía el poder con una imagen pública de protector de los desvalidos. No es que no me agrade el buen vivir sino porque esa condición esta dada en Cuba solo para los que hablan de igualdad y no la practican.
La opulencia y la abundancia deben pertenecer al que se la gane, la herede o la trabaje, no al que la hurte. El sometimiento no es digno, y menos por tanto tiempo. Esperemos de una vez por todas que el pueblo cubano abra los ojos y reclame los derechos que le han sido negados.

Pintando el tiempo.

                      Pintando el tiempo



Golpean los segundos
en el fondo del tiempo
como una gotera
sobre un zinc.
Y pasa el presente
con su rápido encuentro
al latido del segundo
que acababa de partir.
Una carcajada
se inmortalizó en los oídos
recordando el momento
de una infancia feliz.
Y surge en el lienzo
el símil de esa imagen
que el inquieto pincel
quiere describir.
La retina en la memoria
sacude el sonajero
con los tantos recuerdos
que hoy vuelven a fluir
Rehaciendo el camino
que transitamos siempre
con ese olor a abril.
ante el silencio inquieto
de este imperfecto mundo
que nos toca vivir.

viernes, 17 de febrero de 2017

Caras.(Alma con Alas)

                                   Caras



¡Ay, cuántas caras conozco!
¡Ay, cuántas caras olvidó!
Hay caras que no recuerdo
y otras más que nunca he visto.

Otras que jamás veré
en este mundo que habito.
Unas se las llevó el mar
las otras nunca se han ido.
Otras que nunca miré
y que conforman mis genes.

Caras de varios colores
corazones escondidos.
Caras que sonríen siempre
con un dolor sometido.
Otras que se muestran serias
sin tener ningún motivo.

¡Ay, cuántas caras conozco!
¡Ay, cuántas caras olvido!
¡Cuántas que jamás veré!
¡Cuántas que jamás descuido!

Otras que pasan de largo
y en mirarlas no me fijo
y cuántas que quisiera ver
y no me es permitido.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Allá en esa isla.

Allá en esa isla



Allá en esa isla, tranquila
y a la orillita del mar
yo me quiero ir a morar
a distraer mis pupilas.
Con algo de clorofila
y algunas flores silvestres
con un perro que me adiestre
al que le pase la mano
y con este amor anciano
que parece extraterrestre.

Cuando la vida me diga
que es hora de descansar
con poquito en qué pensar
veré crecer mis espigas.
Para no sentir fatiga
tomaré todo con calma
hasta que decida mi alma
salirse del cascarón
y convertida en gorrión
vaya a cantar en las palmas.

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.

martes, 14 de febrero de 2017

Asalto al alba.

Asalto al alba.



Con un torrente de besos
asaltaremos el alba
soltaremos los quejidos
como palomitas blancas
y a la flor que se durmió
despertaremos temprana.
Vaya el silencio a pasear
que ya nació la mañana.

Las pestañas abanican
el calor de las miradas
y en un torrente de besos
el sol rojo se levanta
para servir más caricias
en dos bandejas de nácar.
Vaya el silencio a pasear
que ya creció la mañana.

Las manos que se entrelazan
en cadena de esperanza
salen a la calle a ver
que lo imposible se espanta.
Vaya el silencio a pasear
que ya corre la mañana.

Los grillos allá se escuchan
hacen coros en las cañas
y las mariposas cuelgan
de lo alto de las ramas.
Llegó el silencio de vuelta
y ya se fue la mañana.

La tarde se hizo un suspiro
y la noche se adelanta,
con un mazo de deseos
como fresas anudadas.
En el torrente de besos
de deseos, de miradas
esperaremos el alba
y soltaremos los quejidos
como palomitas blancas.

Autoría y derechos: Marta Requeiro.





jueves, 9 de febrero de 2017

Colgados de la vida.

                       Colgados de la vida.


Colgados del cable de la electricidad pública viven muchos cubanos. Hace poco más de una década vivía en la isla y éste era el acontecer. Hoy pasa lo mismo porque nada ha cambiado para el bien del pueblo que cada día sufre el difícil bregar de la subsistencia.
El objetivo de esto es poder realizar trabajos ilegales tales como: soldadura para confeccionar rejas, echar a andar el compresor del aire para inflarle las gomas a las bicicletas, montar una peluquería clandestina, etc., y buscarse unos pesos extras. "Guindarse" del cable logra bajar el consumo individual de la vivienda al no dejar que se eleve a un límite sospechoso, por el consumo indebido, el registro del reloj que en cada casa tiene la empresa eléctrica. Evaden el compromiso de un acuerdo con el Estado que a sabiendas los explotará, quedándose siempre con la mayor parte.
Hace unos años este tipo de instalaciones se hacían desde adentro de las casas y se les colocaba encima un cuadro religioso, de los quince de la niña, de la abuelita, o hasta una imagen de Fidel (como una que circulaba mucho por ese entonces de él vestido de verde olivo y boina, con el dedo índice de su mano derecha estirado como diciendo: "¡Te vi!, ¡te pillé, ¡te cogí!"), y así no llamar la atención si por algún "chivatazo" venían a hacer una inspección ocular.
Confieso que esa foto del susodicho me ponía nerviosa, aparecía en todas partes como un recordatorio de que debíamos portarnos bien. Si iba a la farmacia a buscar algo sabiendo, que lo que encontraría sería el no por respuesta, veía también allí el dedo acusante del comandante. En una ocasión almorzaba junto a mi madre un bistec de caguama, adquirido de la misma manera, y cuando levanté la vista... desde un poste de luz situado frente a la casa, me apuntaba aquel temido dedo: salté del susto y se me quitaron las ganas de comer.
Es imposible no hacer algo catalogado de incorrecto para el Gobierno con tal de sobrevivir a las carencias. ¡Es penoso decirlo, pero así es! El desabastecimiento en todos los aspectos, la carencia de lo más elemental como un jabón para bañarse o la leche del desayuno, hace que esto pase.
El pollo o el pescado, al llegar a las bodegas, no se despacha el mismo día, lo congelan; así al día siguiente, a la hora de la venta pesa más, es más hielo que otra cosa lo que llevábamos a casa. En esa época el aceite para el consumo poblacional era de un sospechoso color amarillo mostaza, más denso que lo debido -como de motor.  Y era despachado, trayendo previamente la botella, a razón de un cuarto de libra por persona al mes, y así y todo el bodeguero promediaba siempre unos milímetros a su favor de la cantidad correspondiente y, con un poquito que me quitaba a mi y un poquito al otro, llenaba muchas botellas que al final vendía a sobreprecio.
Así opera el mercado negro en Cuba, ese que hace que la ama de casa pueda "estirar" la comida hasta fin de mes. Es una maquinaria viciosa, un "modus operandis". En el mejor de los casos todo es canjeable: arroz por café, leche por jabón, etc.
En un tanque sobre el techo de la casa, supuestamente destinado a almacenar agua, escondíamos la antena parabólica hecha por un experto, que también tenía su negocio ilegal, y podíamos ver programas de calidad y películas.
No es desconocido que el que tiene Internet en su casa comparta con el vecino la señal previo acuerdo monetario. Así es todo.
El transporte es otro clavo en el zapato para los moradores isleños que tienen que movilizarse a diario a cumplir sus obligaciones. Desde el este de La Habana hasta el Parque Central los "boteros", como le dicen a los taxistas particulares, cobran entre 5 y 8 dólares por persona. ¿Cómo consiguen la gasolina y las piezas de repuestos para esos autos que datan de los años 50? De la misma manera.
Muchos médicos sueñan con salir del país a cumplir misión con la idea de que mejorarán y devengarán lo suficiente como para apoyar a sus familias y esto, por lo general, no resulta como esperaron. Ejemplo: El Ministerio de Salud de Ecuador transfiere a La Habana mensualmente, por cada médico, un salario corresponde a unos 2.641 dólares (porque el dólar americano es la moneda oficial de este país desde el 2000). El especialista recibe unos $800, el 30%, y el 70% restante termina yendo a las arcas del Gobierno cubano.
¿Qué va a pasar con Cuba? No lo sé. Por el momento el cubano sigue colgando del cable de la electricidad, de la antena y de la vida.


jueves, 2 de febrero de 2017

Cuadros

                                Cuadros


Me gustan los cuadros
con ventanas y flores
que traen la esperanza
a un mustio rincón.

Me cautivan los cuadros
con el mar y las olas,
porque contemplo el océano
desde mi sillón.

Me deleito en los cuadros
de familias reunidas
porque ellos me devuelven
una gran ilusión.

Me complacen los cuadros
de bancos y palomas
porque ante ellos me siento
a esperar oír tu voz.

Me gustan los cuadros
de noches estrelladas,
de una luna gigante
coqueteando en el mar.
Puedo sentir la brisa
cálida de la noche
y escuchar las cigarras
repitiendo tu nombre.

Me fascinan los cuadros
de barcos, de palmeras
recordando las costas
de aquella isla vieja.

Me deleitan los cuadros
de madres con sus hijos,
dando el pecho y amando
como lo hice contigo.

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.





miércoles, 1 de febrero de 2017

Mis manos son mi boca.

                    Mis manos son mi boca


Mis manos son mi boca.
Sé, que no soy normal
para el que considere esto
una malformación.
Mis dedos:
mis afilados dientes.
Diestros y siniestros,
como la vida misma,
en igual disposición.
Con los que sacio 
el apetito voraz 
de la expresión.

Si todas las letras que he escrito 
se borraran 
ya no sería culpable e inocente, 
ya no sería yo.
Todo mi cuerpo sería un amasijo
sin manos y sin boca,
desesperado.
Si mis manos dejaran 
de devorar mis ansias, 
de sonreír mis alegrías, 
de escupir mis miedos,
y de plasmar en palabras tristes 
-como muecas- mi dolor,
ya no sería yo.
Por todo lo que he dicho
no me catalogues 
como a un bicho raro.
No conozco una mejor 
manera de expresión.
Mi mundo son las letras
que llegan a mi dispersas,
claras o confundidas 
y me toca colocarlas,
pausarlas 
y escribirlas.
Yo soy un escritor.

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.