Primero empecé
contando las horas,
y luego seguí
contando los días,
y luego pasaban
semanas y meses
en que no venías.
Se quedó el silencio
entre nuestras vidas,
quedaron mis brazos
cargados de amor.
Dices que es orgullo.
yo, que es rebeldía.
¡Que mejor respuesta
que tu incomprensión!
Seguiste dejando
pasar esas horas,
seguiste dejando
pasar esos días.
Y ya se cumple el año
de no oír tu voz.
Que te escribas haces
no quieres oírme,
no quieres decirme
qué ha sido de ti.
Unas letras frías no podrán decirte
lo que una caricia tiene por decir,
lo que te dirán mis ojos al verte,
o el latido fuerte de mi corazón.
Cuando al fin te abrace
y en tu compañía
se borre de un soplo
todo mi dolor.
No sigas dejando
que pasen los días,
no hagas que se nuble
mi poca razón.
Autoría y derechos:
Marta Requeiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario