jueves, 9 de febrero de 2017

Colgados de la vida.

                       Colgados de la vida.


Colgados del cable de la electricidad pública viven muchos cubanos. Hace poco más de una década vivía en la isla y éste era el acontecer. Hoy pasa lo mismo porque nada ha cambiado para el bien del pueblo que cada día sufre el difícil bregar de la subsistencia.
El objetivo de esto es poder realizar trabajos ilegales tales como: soldadura para confeccionar rejas, echar a andar el compresor del aire para inflarle las gomas a las bicicletas, montar una peluquería clandestina, etc., y buscarse unos pesos extras. "Guindarse" del cable logra bajar el consumo individual de la vivienda al no dejar que se eleve a un límite sospechoso, por el consumo indebido, el registro del reloj que en cada casa tiene la empresa eléctrica. Evaden el compromiso de un acuerdo con el Estado que a sabiendas los explotará, quedándose siempre con la mayor parte.
Hace unos años este tipo de instalaciones se hacían desde adentro de las casas y se les colocaba encima un cuadro religioso, de los quince de la niña, de la abuelita, o hasta una imagen de Fidel (como una que circulaba mucho por ese entonces de él vestido de verde olivo y boina, con el dedo índice de su mano derecha estirado como diciendo: "¡Te vi!, ¡te pillé, ¡te cogí!"), y así no llamar la atención si por algún "chivatazo" venían a hacer una inspección ocular.
Confieso que esa foto del susodicho me ponía nerviosa, aparecía en todas partes como un recordatorio de que debíamos portarnos bien. Si iba a la farmacia a buscar algo sabiendo, que lo que encontraría sería el no por respuesta, veía también allí el dedo acusante del comandante. En una ocasión almorzaba junto a mi madre un bistec de caguama, adquirido de la misma manera, y cuando levanté la vista... desde un poste de luz situado frente a la casa, me apuntaba aquel temido dedo: salté del susto y se me quitaron las ganas de comer.
Es imposible no hacer algo catalogado de incorrecto para el Gobierno con tal de sobrevivir a las carencias. ¡Es penoso decirlo, pero así es! El desabastecimiento en todos los aspectos, la carencia de lo más elemental como un jabón para bañarse o la leche del desayuno, hace que esto pase.
El pollo o el pescado, al llegar a las bodegas, no se despacha el mismo día, lo congelan; así al día siguiente, a la hora de la venta pesa más, es más hielo que otra cosa lo que llevábamos a casa. En esa época el aceite para el consumo poblacional era de un sospechoso color amarillo mostaza, más denso que lo debido -como de motor.  Y era despachado, trayendo previamente la botella, a razón de un cuarto de libra por persona al mes, y así y todo el bodeguero promediaba siempre unos milímetros a su favor de la cantidad correspondiente y, con un poquito que me quitaba a mi y un poquito al otro, llenaba muchas botellas que al final vendía a sobreprecio.
Así opera el mercado negro en Cuba, ese que hace que la ama de casa pueda "estirar" la comida hasta fin de mes. Es una maquinaria viciosa, un "modus operandis". En el mejor de los casos todo es canjeable: arroz por café, leche por jabón, etc.
En un tanque sobre el techo de la casa, supuestamente destinado a almacenar agua, escondíamos la antena parabólica hecha por un experto, que también tenía su negocio ilegal, y podíamos ver programas de calidad y películas.
No es desconocido que el que tiene Internet en su casa comparta con el vecino la señal previo acuerdo monetario. Así es todo.
El transporte es otro clavo en el zapato para los moradores isleños que tienen que movilizarse a diario a cumplir sus obligaciones. Desde el este de La Habana hasta el Parque Central los "boteros", como le dicen a los taxistas particulares, cobran entre 5 y 8 dólares por persona. ¿Cómo consiguen la gasolina y las piezas de repuestos para esos autos que datan de los años 50? De la misma manera.
Muchos médicos sueñan con salir del país a cumplir misión con la idea de que mejorarán y devengarán lo suficiente como para apoyar a sus familias y esto, por lo general, no resulta como esperaron. Ejemplo: El Ministerio de Salud de Ecuador transfiere a La Habana mensualmente, por cada médico, un salario corresponde a unos 2.641 dólares (porque el dólar americano es la moneda oficial de este país desde el 2000). El especialista recibe unos $800, el 30%, y el 70% restante termina yendo a las arcas del Gobierno cubano.
¿Qué va a pasar con Cuba? No lo sé. Por el momento el cubano sigue colgando del cable de la electricidad, de la antena y de la vida.


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