martes, 9 de mayo de 2017

Noche y día.

                             Noche y día


Noche y día hago lo mismo.
Día y noche.
Me obligo, me vuelco,
ante una hoja en blanco.
Me destripo
con su filo de hoja blanca y fina.
Con el filo luminoso
me abro el alma.
Delicada y acusante
como la respuesta
a la pregunta, penetra,
me vacía, me obliga a confesar
Noche y día hago lo mismo.
Día y noche no hago más
que hacer lo mismo.
Compulsivo es mi deseo de correr
a inmolarme en la planicie blanca que me ofrece calma: esa hoja blanca.
Vierto mi sangre en el papel.
¡Qué sí, mi sangre!,
aunque no es roja es mi sangre.
Noche y día hago lo mismo,
Día y noche.
Y escribo para no morir ahogada
en el frío seco,
que cala bajo el sol más intenso
y seca en la más lluviosa de las tardes de un invierno en cualquier playa.
Noche y día haciendo lo mismo.
Día y noche, no sé hacer otra cosa
que escribir y esperar.

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