Semejantes
Era su
sexo nulo, disfuncional y muerto.
Su
figura gallarda, esbelta al presumir.
La inteligencia
era lo mejor en su huerto,
y el esmerado
esfuerzo en el mejor vestir.
Hirviente
en sus hormonas una grácil doncella,
a
través de sus ojos advertir no podía,
al
pretender amor en esa huella,
lo
infeliz sutil que le arremetía.
Conquistante
tornóse la doncella.
En
artes de coqueta desmedía.
Que
exigua de ilusión quedó la bella
al advertir
que nada sucedía.
De las
féminas, que pisan éste mundo,
a este
sujeto nada le importaba.
Era un
oculto amor en lo profundo,
lo que
a sus semejantes profesaba.
Olvidando
la chica lo ocurrido,
amortiguaba
así la novatada.
Para su
conveniencia comprendiendo:
que alardeaba
él, de lo que le faltaba.
Autoría y derechos: Marta Requeiro.
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