La virgen maculada
La virgen maculada
recogió su vestido
hecho todo jirones
por el suelo
esparcido.
Abrió su bolso lleno
de sueños por
cumplir.
Y echó dentro su
mirada triste,
y una máscara
nocturna.
En el bies de su
sostén
guardó una verde
esperanza,
y dijo: con esto
alcanza
para darle de comer.
Ya con su cara de
niña
jugaba todos los
roles.
Caminó bajo la luz
de los antiguos
faroles
Llegó a su casa
callada,
dividida por
distancias.
Besó la carita dulce
del que esperaba con
ansias.
Le dio un pomito de
leche
tibio como una
caricia.
Y se espantó la
malicia
que le brindara la
noche.
Cuando el sol se
despedía
y la luna apareció
la virgen maculada
su vestidito zurció.
Con un sentir
aguerrido
se dibujó una sonrisa
y salió tras las
malicias
con un rumbo sin
sentido.
Autora: Marta Requeiro.
Derechos reservados: Marta Requeiro.
Autora: Marta Requeiro.
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