viernes, 11 de septiembre de 2015

Las apariencias engañan.

                Las apariencias engañan                                             


Erase un poeta feo
que declamaba precioso
pero al pretender gustoso
mostrar su forma de arte,
se fueron para otra parte,
por encontrarlo horroroso.

La boca no pudo abrir,
la gente de allí corría,
más bien, desaparecía,
creyendo que iba a rugir.

Como por arte de magia,
la luz se desvaneció
y el último que llegó
se quedó tan sorprendido,
de lo bello que escuchó,
que su atención dedicó,
así como sus sentidos
hallándose complacido
ante tanta perfección.

La voz de un ritmo tan suave
y una calidez hermosa
parecía mariposa
con alas de corazón.

Nadie de allí se paró
hasta la última palabra
Pero como abracadabra
la luz de nuevo llegó.
y todo el que allí constaba,
resultó sobrecogido
viendo en un monstruo metido
hechizante trovador.


Autoría y derechos :  Marta Requeiro.


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