jueves, 10 de septiembre de 2015

“Azul Ciego”

                                                       Azul ciego                                                    



Eran ojos azules, pero oscuros.
No en lo inmediato,
oscuros en su fondo.
En lo profundo
de un vacío hosco.
Y en el profundo
oscuro de sus ojos,
estaba yo.
En una imagen antojada
por su tacto,
por el largo del vestido,
por el largo de mi pelo.
Y medida
a la altura de su hombro
con el toque de su mano.

Yo era sus ojos
y su camino atascado,
cuando cerraba
los míos.
¡Pero con la maldad ingenua
que puede ser de un niño! ...
Lo abandoné a sus pasos
mirándolo golpearse,
mirándolo caer,
mirándolo sangrar,
mirándolo impotente,
mirándolo tantear,
mirándolo callar.
Entonces
fue mío el sobresalto
de no haber creído que la verdad,
que esos ojos azules, solo tenían luz
en lo somero
en lo aparente
en lo visible
en lo apacible.
Que en el fondo eran enfermos
como la muerte misma
como la pena misma
como la impotencia misma 
ante mi maldad.

Quedé para ser entonces
el lazarillo suyo
hasta que se extinguiera 

definitivamente.

Autoría y derechos: Marta Requeiro.

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