El niño de la calle
Al niño de la calle,
con ojos de azabache y tristeza,
que el morbo no lo hallé
si el hambre lo tropieza
coleccionando sueños de grandeza.
Convive en la inmundicia,
herbaje por cabello y moco verde,
con cara de inocencia
de noche se nos pierde,
a dormir con su perro donde acuerde.
Tapado entre cartones
el opulento no se detendría
a espantarle ratones,
si pasa por la vía,
y soluciones no gestionaría.
con ojos de azabache y tristeza,
que el morbo no lo hallé
si el hambre lo tropieza
coleccionando sueños de grandeza.
Convive en la inmundicia,
herbaje por cabello y moco verde,
con cara de inocencia
de noche se nos pierde,
a dormir con su perro donde acuerde.
Tapado entre cartones
el opulento no se detendría
a espantarle ratones,
si pasa por la vía,
y soluciones no gestionaría.
Creciendo sin cuidado,
con la agresión y el robo, como indicio,
de encontrarse olvidado
en su personal vicio,
en villanía y pereza encuentra juicio.
con la agresión y el robo, como indicio,
de encontrarse olvidado
en su personal vicio,
en villanía y pereza encuentra juicio.
¡Cáncer de la sociedad!,
los prepotentes siempre deduciendo
sin cambiar la realidad,
y al compromiso huyendo,
en un mundo distinto conviviendo.
los prepotentes siempre deduciendo
sin cambiar la realidad,
y al compromiso huyendo,
en un mundo distinto conviviendo.
Autora: Marta Requeiro.
Derechos reservados: Marta Requeiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario