Ámame
Ámame
antes que se nos vaya el amor
por las rendijas de los dedos.
Ámame
mientras me guste probar
el líquido vital de tus deseos.
Mientras tus labios me sepan
a fruta encarnada
y tu saliva
a agua de manantial recién brotada.
Y un día recién horneado encuentres en mi mirada al despertar en las mañanas.
Ámame
mientras nos palpemos sólidos,
sin quejas.
Ámame
mientras riamos
y mientras no nos duela.
Porque luego
será mejor que duela,
sí, mil veces mejor.
Antes que creer
que ya no estamos vivos.
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