La mejor manera de vengarnos.
Cuando hablas de hacer justicia de la manera de "ojo por ojo
y diente por diente", te conviertes en un justiciero de esos que infringe
dolor muchas veces a los descendientes inocentes de quien alguna vez le causó
el pesar, y lo impulsó a vengarse.
¡No!, rompamos el
círculo vicioso.
No más: "Te
hago porque me haces", "te hiero porque me hieres", "Te
mato porque mataste".
Venguémonos, sí,
pero sin causar daños colaterales. De la mejor y más hermosa manera: ¡Amando!
Aunque parezca
extraño y antinatural por lo que hemos aprendido hasta ahora. Porque el amor
cuando es real, purifica, limpia, arrastra el lastre, salva; es el mejor motivo
de comienzo y reconciliación. Sembremos amor y cosechemos amor, una y otra vez.
Así debemos
vengamos, porque no nos estaríamos desquitando contra la carne, lo haríamos
contra los sentimiento más oscuro que mueven las armas, que detona la muerte y
aniquilan: el odio, el rencor, la envidia, la avaricia, lo dictatorial, el
deseo de poder, la indiferencia..., y tantos otros.
Sin embargo, si
dejamos que el amor con su manto de calma vaya inundando el raciocinio, los
corazones, tomando protagonismo, haciéndose cada vez más puro, tangible y
palpable, nos libraremos de todo lo nefasto. Y entonces esa sí sería, la mejor
manera de vengarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario