Que lindo cuando estabas
pendiente a las respuestas
de todas las preguntas que tenías para mí.
Yo era el centro y la gloria,
de tu pequeño mundo.
No pensaba en otra cosa
que en hacerte feliz.
Cuando te hacía los cuentos,
conocidos y nuevos.
Aquellos ocurrentes
que inventé para ti.
Que no están en los libros
de las estanterías
y que pasado un tiempo
no podía repetir.
Tu carita sonriente lo iluminaba todo
Otra vez, me decía, y otra vez estaba ahí.
Era tu defensora siempre a capa y espada.
A aquellos malhechores alejaba de ti,
Podían venir tormentas, raíles de los cielos,
que estábamos juntitos
para hacernos reír.
Hoy tomas las maletas con unas pertenencias
e imprime las palabras que te solía decir.
Te vas con la sonrisa y la esperanza a cuestas.
Fueron muchas las veces
que te veía partir.
Ensayaba tu ausencia para estar preparada
Imaginando el tiempo que tendría para mi.
Decía: ¡así es la vida...!
Más esos argumentos
no sirvieron
de nada.
No le valen ensayos
a esta real esencia,
de que no estés aquí.
Y se asoma la noche
con la luna plateada,
luego se planta el día
con su dorar vestir.
Circadiano es el tiempo
y eterna la demora,
de poder compartir
y si es así la vida...
¡Qué difícil así!
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