El sufrimiento es una opción
Alguien me respondió una vez con fría indiferencia ante mi alma abierta en confesiones, que el sufrimiento era una opción. Me sentí relegada, como el más insignificante ser que en busca de comprensión, empatía y apoyo, había encontrado todo lo contrario: un muro de insensibilidad.
Quedé petrificada ante tales palabras, muda, al ver la frialdad de la tajante respuesta. ¡¿Cómo era posible tal blasfemia ante mi sagrado dolor?!
Un dolor, una pena, un desgarro del alma nadie lo escoge. Nadie quiere ser herido y sufrir, mucho menos auto flajelarse con un hondo pesar. No conciliar el sueño, no tener apetito, buscar la soledad y el silencio, auto marginarse... ¡No, eso no lo quiere nadie!
¡Indolente! Ciertamente estas en un error -pensé.
Se han destinado palabras para definir muchos estados que durante la existencia es posible que vivamos. Sabemos que es viudo el que pierde al esposo, huérfano el que no tiene padres, etc. Pero cuando se pierde a un hijo, a eso, ¿cómo se le llama?, ¿qué definición existe para eso? Que lo diga una madre que ha perdido uno. Que lo defina ella que acogió ese ser en sus entrañas por nueve meses, lo vio nacer, o quizás no, lo crió, educó, lo colmó de atenciones, se llenó de esperanza e ilusiones y al final un azar del destino se lo quitó.
A veces, incluso, aunque la partida de éstos no sea definitiva, se sufre. Si se van de casa a tal época que nos toca ir superando de a poco, se le ha dado en llamar "Nido vacío".
También es de un profundo pesar discutir con ellos, que se alejen por molestias, dejar de compartir importantes momentos de sus vidas mucho más si el tiempo pasa y no los hace ver con claridad el error y aceptar o buscar la reconciliación.
Sí, hay muchos tipos de sufrimientos pero tal y como a la noche le sigue el día, puedo concluir que todo tiene su final: la felicidad muchas veces, por desgracia, pero el sufrimiento también, por suerte.
Ahora que he ido superando este trayecto neblinoso de un hondo pesar, sin ayuda de nadie (excepto de mi esposo que ha estado a toda hora conmigo), sin psicólogos porque como dice mi madre: "todos tenemos uno dentro cuando queremos", y de ahí es que tenemos que sacar las fuerzas para mantenernos afables y coherentes ante los que no tienen culpa, y aún si la tuvieran, es que puedo terminar diciendo que definitivamente esa persona "cruel" del principio tenía razón: "El sufrimiento es una opción". Porque después que se supera te das cuenta que de nada sirvió. Si optaste por sentirlo, padecerlo, demostrarlo y aparentarlo, no cambió para nada la realidad. Y hoy, ¡aquí estamos! En plena resiliencia, un poco más fuertes.
Sonríele a la vida siempre y devora como si fuera la última cada tajada de felicidad que te brinda porque todo es pasajero.
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