sábado, 6 de agosto de 2016

La Claria: una revolución dentro de otra.

La Claria: una revolución dentro de otra.



La Claria, cuyo nombre real es Pez Gato, es un espécimen muy controversial. Por una parte dicen que tiene una exquisita carne, y por otra está considerado entre las cien especies más dañinas del planeta por la particularidad de permanecer viva fuera del agua un máximo de setenta y dos horas y depredar todo a su alrededor.
Debido a la cada vez más creciente necesidad de satisfacer el consumo alimenticio del pueblo cubano, a principio de los años 70 entraron por primera vez al país los primeros ejemplares sin mucho bombo y platillo. En los 90 la claria se importaba a Cuba proveniente de Tailandia y Malasia. Su carne catalogada de calidad, así como su resistencia y fácil reproducción, le dieron la valoración positiva para que las autoridades cubanas consideraran necesario acrecentar su cultivo.
Cuando mi esposo pasaba el servicio militar, a mediado de los 80, en la ciudad de Matanzas -me cuenta- ya en el comedor de la unidad se comía la claria, pero esta especie debe criarse en estanques bien protegidos para evitar que escapen e invadan el territorio circundante, como ha venido ocurriendo en las últimas dos décadas.
Hay piscicultores que afirman que esta epidemia de clarias en el archipiélago se debe al aumento experimentado en el nivel de las aguas, trayendo consigo desbordes de los estanques destinados a la crianza y cuidado de dicha especie.
Los primeros rebalses datan de los años 2001 y 2002 -aunque es posible que hayan ocurrido otros con anterioridad sin que hayan sido registrados. Estos ocurrieron como consecuencia de los ciclones Michelle, Isidoro y Lily, e hicieron que las clarias se esparcieran, se salieran de control y se adueñaran de ríos, riachuelos, estanques, alcantarillas, zanjas y cualquier oquedad con algo de agua donde pudieran vivir y ocultarse. Hoy, por lo depauperado y el poco cuidado que se observa en del país en todos los aspectos principalmente  en el de la planificación, lo que ocurre con este animal sigue vislumbrando inválida la posibilidad de  solución o control.
Estas criaturas rastreras  son capaces de comerse un animal pequeño; por ejemplo una jicotea, un ratón, etc. Deslizarse por los patios hasta llegar a los nidos de gallinas y engullir los huevos. Han hecho estragos en especies de agua dulce endémicas de Cuba como la trucha, la biajaca, y la biajaiba, entre otras.
En el diario sin papel y sin distancia que circula por internet (Martí Noticias) pude leer un informe de la agencia Ecured indicando que ya el extraño pez amenaza a 242 especies en Cuba: 75 tipos endémicos: como la Biajaca (Nandopsis tetracanthus) y la Biajaiba (Lutjanus Synagri), 25 nuevos especímenes que fueron introducidos en la fauna isleña y que ya habían llegado a considerarse de la zona por su compatible adaptación, además de 29 clases de ranas.
 En 1985 se sacaban 78 mil toneladas de peces de la plataforma submarina. Por la crisis que comenzó en los 90, el sector pesquero se redujo y se establecieron prohibiciones en contra de la pesca indiscriminada con el fin de preservar las especies. Desde entonces el gobierno no ha tomado las medidas necesarias al respecto para el control de la reproducción del voráz animal y pueden llegar a pescarse, sin el mayor esfuerzo, hasta en los sótanos inundados de cualquier viejo edificio de La Habana Vieja, o en sus desagües y alcantarillas. Bajo esas mismas fachadas que son consideradas la carta de presentación de la ciudad, recientemente nombrada "maravilla" del mundo.
En la Isla de la juventud los acuicultores señalaron, dice la misma fuente Ecured: versión cubana de Wikipedia, que ya se ha sobrepasado las mil toneladas previstas para el año. En otros informes esta misma fuente advierte que en la Ciénaga de Zapata, reservorio natural del país, se han capturado ejemplares con cocodrilos chiquitos o jicoteas en sus estómagos.
Los pescadores de El Cajío, en Batabanó, zona costera al suroeste de Cuba, dijeron a un corresponsal de Internet Press Servise su preocupación porque ya no caen en sus avíos de pesca las especies de antaño, sino que el protagonismo lo toma la claria seguida de la tilapia. Que extrañas veces, después de horas de intento, logran sacar de las aguas algunas biajaibas aún muy pequeñas. En otras zonas costeras del país ciudadanos que desde hace tiempo se han dedicado a pescar afirman que los peces que habitualmente habitaban las aguas del lugar se han extinguido. Más de 500 zonas con salida al mar, diseminadas por todo el archipiélago cubano, se han sustentado de la pesca por años y hoy ven esta actividad en inminente estado de desaparición.
Hay datos históricos de registros oficiales en Cuba que afirman que en 1962 se obtenían en la isla 1 millón de crías de carpas, 100.000 soles, y 1 millón de tilapias, de las que se estudiaba la posibilidad de adaptarlas al agua salada para ser utilizadas como carnada viva en la captura del bonito. La tilapia siempre fue el pez por excelencia destinado al consumo popular, rara vez la merluza o el jurel, para ello el gobierno cubano buscó asesoramiento en la cría de éste pez de agua dulce. A finales de los 90, recuerdo, era fácil adquirirla en las ferias populares y mercados del país. En la actualidad han sido sustituidas por las clarias y en menor medida por la tenca; que ya tampoco se esta viendo.
Una noticia "entusiasta" que salió publicada en el diario local La Victoria, de la Isla de la juventud, destacaba que se había garantizado cubrir con creces la demanda de claria en unidades de ventas, comunidades y poblados, además de la elaboración de subproductos tales como croquetas, filetes y picadillo, que gozan del agrado popular. Esto de "el agrado popular" habría que verlo teniendo en cuenta que la gente va conociendo quién es realmente este animalito, que además de repulsivo a la vista, es capaz de depredar el hábitat y, en ocasiones, tener que buscar ayuda para su evacuación de los tragantes.
En Santa Clara -Villa Clara-, región central de Cuba, existe una presa llamada Minerva. Recuerdo que cuando iba de vacaciones a ese lugar solíamos pescar truchas, tilapias o biajacas, ahora en la actualidad los que siguen dedicándose a este pasatiempo no logran pescar nada.

La blanca masa del insaciable pez tiene, por tanto, algo oscuro oculto en el fondo. Si bien ha servido de sustento alimenticio para los cubanos, este engendro que fue pensado para vivir en estanques de agua dulce, ha demostrado que también lo puede hacer en cualquier sitio con poca agua, que le bastan las fuertes sacudidas de su cuerpo para arrastrarse y que es tan voráz como invasivo, y al parecer invencible como la propia revolución que la adoptó. Pero como el cubano se ha caracterizado por superar la adversidad, hoy como siempre; está convirtiendo un revés en victoria. Ya no le importa que no haya transporte para traer el pescado de forma esporádica a la bodega si está la claria por ahí, por cualquier parte, oyendo la conversación... ¿O mejor llamarle ya, Clarita?

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