Tengo un reloj.
Tengo un reloj
que se perdió
en el tiempo.
Se detuvo en las horas
de un encuentro.
Se detuvo en las horas
del perdón
Se quedó pegado
a una amplia sonrisa.
Mantiene inamovible
un beso en la mejilla,
el olor de unas sienes,
y la suave palabra
que se dejó escuchar.
Ya no le suceden
segundos ni minutos
ni horas interminables.
Se quedó en una tarde
cuando la armonía
sin que me diera cuenta
salió despavorida
por la puerta de atrás.
Traicionera y ladrona
se llevó la alegría.
Se detuvo en la noche
que aún no encuentra el día.
Se detuvo en el sabor intenso
de un café.
y en la mancha oscura
que quedó en el mantel
después de aquel almuerzo.
Se detuvo en el gesto
simple de la alegría.
Y esperando que parta
mi paciencia se mueve
entre sus manecillas.
Autoría y derechos: Marta Requeiro
Del poemario en producción: Alma con Alas.
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