Beso de agua.
Cuando la lluvia cae
nunca te has preguntado,
qué agua el sol ardiente
habrá evaporado.
Si es agua de tus ojos,
del río o del mar,
y la sal de ésta
a dónde fue a parar.
Puede ocurrir entonces
que, en este ciclo eterno
de rotar y rotar,
la pena que hoy lloro
tenga la sal del mar.
Y una tarde en tu rostro
caiga como agua fresca
mi pena ya dolida...,
o bebas del manantial
una pena sentida,
o el mar que te refresque
sea lluvia salina,
de las penas, que por amor,
otrora me salian.
Espérame entonces
en forma de sal,
en forma de lluvia,
o en forma de mar,
que de alguna manera
a ti llegaré,
para besar tu rostro
donde quiera que estes.
Autoría y derechos:
Marta Requeiro.
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