domingo, 23 de octubre de 2016

Hijo ingrato.

Hijo ingrato


Que frágil era tu amor
como una velita erguida
que su mecha consumió
de tanto estar encendida.

Y que frágil tus promesas
de querernos con la vida
que un disgusto quebrantó
y las dejó sometidas.

Si por la tristeza muero
y vienes a mi tumba fría
ya no hará falta tu amor,
tus promesas de mentira.

Con un puñado de rosas
no vayas a decir después:
Los aparté de mi vida
¡Ay, madre, me equivoqué!

Porque madre es una sola
y una también es la vida
que cada día separados
hace más honda la herida.

Si no quieres a tu madre
¿a quién quieres con valía?
Mira, que tú ya eres padre...
¡Y vas a saber algún día!

Esta madre que te implora
atención y compañía
por el amor a tu hermano
es que se mantiene erguida.

Sonreír ya no nos deja
confieso, este gran dolor
y hemos de cumplir la pena
pensando cuál fue el error

La juventud da valor
la vejez, sabiduría.
Y el tiempo arrepentimiento
de no actuar bien en la vida.

Sólo cuidados, desvelos
de nosotros recibías,
nunca pensé que hombre ingrato
un día te volverías.

A Dios le pedimos siempre
nos devuelva la alegría
de vernos sentarnos todos
junto a la mesa servida.

Si olvidaste los valores,
con que te educamos siempre.
esperemos que sensato
organices bien tu mente.

¿Has creído ser mejor
que estas personas sentidas
por las que hoy ni preguntas
y sacaste de tu vida?

Autoría y derechos:
Marta Requeiro.




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