A las doce.
A las doce la aguja se inclina.
A la una, una hora pasó.
A las dos en un beso confió.
A las tres ya se ha abierto el clavel.
A las cuatro pensaré por un rato
que a las cinco todo será distinto.
A las seis ya no sé lo que hacer.
A las siete, espero que se aquiete
el pesar que en mi pecho abrocho.
Todavía está, y van a ser las ocho.
A las nueve en mi alma la nieve.
A las diez se deshoja el clavel.
A las once me pregunto si entonces
A las doce...
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