Sin
cambios
No ha cambiado nada,
las calles siguen dando al mar,
y aún espero el beso tibio
y las mariposas de terciopelo
que bajen por mis deseos
enredadas en tus manos y tu
boca.
Un maniquí de sombras
representa ahora quien soy
mientras espero el chirrido
de la puerta oxidada
que me anuncia que llegas.
No te vayas más cuando regreses
porque no aguanto otra espera
y cada vez que vuelves
una parte de ti se queda sin
regresar
y vuelves en un desconocido.
Si te mirara a los ojos
no soportarías mi franqueza,
por eso no te miro,
para no descubrirte.
Las lágrimas del manantial
ya no son tan saladas
y sin embargo brotan
mientras tarareo esa canción
que me gusta escucharme
a mi misma.
El sillón blanco
que mira hacia las margaritas,
está hoy conmigo, y es mi cómplice,
y no le quito el óxido a la puerta
para sentir tu regreso.
El diapasón del reloj
marca los segundos .
¡Salta de una vez y grita!- dice .
Y una parte de mí, la más valiente,
corre a esconderse en la monotonía.
Ya quiero ver la luna salir
porque ella es mágica
y le anuncia a mi mente que vuele.
Hay un manojo de delicias.
Pero aún estoy aquí
en el sillón blanco,
hojeando el libro de mil hojas de
mis recuerdos
y puedo palparme el corazón al
borde de la boca.
Mientras las cosas siguen igual,
las calles siguen dando al mar,
y las casas tienen los mismos
techos,
al menos en las fotos.
Autoría y derechos: Marta Requeiro.
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